30/8/16

Carta # 1 El valor de decidir


Para Sara Alejandra Bernal Lara, hija amada.

Hermosa y amada hija:

Desde hace algún tiempo decisiones de terceros nos mantienen alejados, así que mientras el tiempo y la vida continúen, no cesaré en mi empeño de hablar contigo y si en esos diálogos aprendes o desaprendes, habré logrado que parte de mis ideas lleguen a ti y te muevan con la mayor de las fuerzas, la fuerza de las preguntas, porque la curiosidad es lo que te llevará siempre adelante, mientras el miedo te detendrá.  Recuerda que el miedo te paraliza, te deja quieta, inmóvil, sin lugar para dónde ir porque se ha acabado la causa que nos mueve a buscar. Nunca dejes de buscar, explora, ábrete camino y no tengas miedo a preguntar.

La única decisión de la que no fuimos parte es aquella que nos trajo aquí, a la vida, por lo demás hija mía, somos fruto de nuestras decisiones. Decidir no es un arte, ni una técnica, es una acción, es tomar partido, es elegir un camino u otro, es arriesgarse, es un acto de valentía en un mundo en el que el miedo impera, los cobardes nos rodean y desde allí se imponen modos de vida.

Decidir es la llave para ser libre, y la libertad es la base de cualquier genuina decisión. Cuando decidas, tendrás que hacer frente a la sensación de no saber qué hacer, esa es la sensación de una decisión. Contrario a lo que muchos creen, decidir no es un acto pretensioso o soberbio, algunos juzgan a quienes decidimos solo por el hecho de que no decidimos quedarnos con el miedo o porque decidimos estar en un lugar distinto al de ellos.

Decidir exige superar la sensación de inseguridad ¿cómo se supera? Decidiendo. Es decir,  las decisiones, desde las más sencillas a las más complejas son las que te moverán. Debes aprender a superar el miedo paralizante, la inseguridad por no saber cuál es la decisión correcta, y debes entender que lo correcto o incorrecto, el acierto o el error, solo son valores que asignamos a nuestros actos y decisiones, pero con el tiempo los valores que asignamos cambian.

Recuerda que quien decide avanza, y que quedarse quieto sin asumir el reto de decidir, ya es un tipo de decisión; de hecho la peor decisión posible es no tomar parte en lo que sucede en tu vida y en el mundo, la peor decisión es no decidir. Nunca dejes que alguien decida por ti.

Cuando decidas debes estar dispuesta a asumir las consecuencias de tus decisiones. Eso es ser responsable, disfrutar de lo que emerja de tus decisiones, bien porque es un acierto, bien porque te equivocas, y recuerda que no está mal equivocarse, es también parte de la vida. No temas equivocarte, aprende para no volver a hacerlo, porque a veces no prestamos atención y comentemos muchos errores, pero siempre podremos cambiar. Sin embargo, las decisiones no son una condena, no son un destino, porque si una decisión te conduce a un lugar, otra puede sacarte de allí. Todo en la vida puede cambiarse, puede afrontarse, incluso la muerte. Como le dije a tu tía “No elegimos lo que la vida nos presenta, pero sí cómo afrontarlo”.  Decidir es fundamental para vivir libre y con un horizonte abierto.

Toda decisión nos cuesta, nos afecta, afecta a otros, pero nunca dejes de pensar, hacer o vivir por complacer a otros. Una frase que alguna vez leí, decía “Nunca tomé una decisión sin sentir irreprimiblemente el deseo de elegir todo lo contrario”, y es lo más cercano al reto de tomar verdaderas decisiones. La diferencia siempre está en el conocimiento que tengas, nunca dejes de aprender.


La vida está llena de retos, decide, es una de las claves para afrontar la vida.

23/8/16

UN SEGUNDO



Si la vida fuera un segundo…

¡Oh! Pero… qué sorpresa, la vida es solo un segundo.

Un rastro de lo que ayer soñamos, fue y que ya no es.
Un compendio de los mares en los que nos sumergimos.

De los respiros que tomamos para no ahogarnos,
Son nuestras pequeñas batallas,
las palabras no dichas,
esas miradas que gritaron todo,
el susurro de un adiós al oído, esperando que aun oiga.

Un amor que nunca termina,
Mientras los encuentros y los desencuentros siguen su curso.

Cuánto tiempo pasa sin abrir los ojos bajo el agua,
Cuánto tiempo aguantando,
Cuánto tiempo sumergidos que se nos hace difícil vivir.

Somos de agua y aire,
Somos de fuego y tierra,
Somos llanto y sonrisa,
Somos un reloj que detiene su marcha con el paso de los días

Somos un segundo, nada más.

No tengas miedo, pronto pasará. Las amo...

16/8/16

UN TRAGO POR VOS


Un trago por vos manita mía
Esa extraña forma de bordear la vida,
entre ninguno de los abismos y todas las llanuras posibles.

¡Qué gran suerte, ese es nuestro camino!

Ese lugar donde todos nos encontramos,
el dolor común a todas las partidas,  a todos los resquebrajados futuros,
a todos los cristalizados pasados que se borran con el paso de las nubes.

Esos hermosos lugares en donde podemos ser,
esos que no éramos hace mucho pero que por suerte siempre seremos,
esos bares, esos tragos, 
ese neón que invita solo al olvido imposible de lo que se tatúa en el corazón, 
en la memoria indeleble de la frágil humanidad que habitamos como espectros.

En el  fondo nunca quisimos el bien, 
no hay mejor causa que las perdidas, 
que el contraviento, que las cosas que no encajan, 
como tú y como yo.  

¡Qué grandes excepcionalidades fuimos!

Como la suerte que nos tocó, como todas las respiraciones en las que nos deshicimos, y en las que fuimos de extrañas maneras…

Y mientras el mundo gira… 
y bien que gira al son de lo desinteresado, 
de lo difícil, 
de lo inasible…

Miro al cielo y con mis lágrimas te ofrezco un brindis por la vida y el reencuentro que tendremos un día en medio de la nada para contarte las mil aventuras que aun no han sido.

Un trago por ti, hermana mía, manita mía.  

3/8/16

LO INEVITABLE


LO INEVITABLE
Por: Oswaldo Bernal
















(léanlo mientras escucha a Handel- video abajo)
Con Yury Smith Bernal Correa en mi alma.

Teníamos miedo de lo inevitable,
¡Quién fue quien tiró los dados para que cayeran así!
¡Quién abrió las puertas para que ese aire frío entrara!
¡Quién nos engañó durante tanto tiempo diciéndonos que nunca habría frío!

Maldigo al tiempo porque no estás,
Porque te fuiste,
Porque todo lo aprendido no sirvió de nada,
Porque siempre nos quedamos cortos con las sonrisas
y ahora cortos con las lágrimas y los gritos.

Maldigo a las tradiciones que nos mienten,
Que nos engañan, nos envuelven, nos acobardan.

No es temor a la muerte.
Es la muerte misma la que nos sorprende, es la muerte que es la vida misma,
Y que ni pensándola se vuelve amiga, porque goza con lo impredecible,
Con su sombra y las nuestras, con sus sueños y los nuestros.

Dolor que nace de la fugacidad de los años,
de los siglos, de los eones en los que estamos presos,
de este océano de recuerdos,  de todos los posibles que ya no serán porque no estás,

Y entretanto,
Seguiré hablándote al oído, 
contándote cosas, 
llamándote, 
mirándote a los ojos de luz con los que tantos días sin saberlo iluminabas mis pasos.