Por: Luis Oswaldo Bernal
Arbelaence, Filósofo y Ensayista.
1. La vida con aroma a mañana verde.
A veces el humo de la ciudad, de los autos y el smog[1] que respiramos ansiosamente creyendo que es el oxígeno liberador de la vida, nos envuelven en carreras que no sabemos cuándo iniciamos y no sabemos a dónde nos conducen. Ensimismados en las vertiginosas rutinas del consumo y del desplazamiento tedioso de un lugar a otro, podemos llegar a creer que este es el único estilo de vida, el más deseable y el más común. Sin duda hay un alto precio que pagar por vivir en la ciudad.
Pero justo en ese momento hay que recordar las muchas posibilidades que existen de vivir la vida, posibilidades simultaneas al costoso caos citadino, entre las que identifico a una de las más hermosas: la de vivir en un pueblo.
Yo soy de un pueblo, crecí en un lugar cuyo edificio más grande seguía siendo el templo de la Iglesia[2], cuya plaza principal estaba compuesta por piedras grandes de río; la zona urbana se recorría en sus límites en no más de cuatro horas, un lugar en el que el aire es puro, y en la mañana da gusto levantarse porque los pájaros nos invitan a vivir con sus cantos, ese pueblo tiene una vida con aroma a verde, ese pueblo se llama Arbeláez (Departamento de Cundinamarca/Colombia).
Yo soy de un pueblo, crecí en un lugar cuyo edificio más grande seguía siendo el templo de la Iglesia[2], cuya plaza principal estaba compuesta por piedras grandes de río; la zona urbana se recorría en sus límites en no más de cuatro horas, un lugar en el que el aire es puro, y en la mañana da gusto levantarse porque los pájaros nos invitan a vivir con sus cantos, ese pueblo tiene una vida con aroma a verde, ese pueblo se llama Arbeláez (Departamento de Cundinamarca/Colombia).
Monumento Al Campesino Parque de los 100 años |
Este pueblo como muchos otros es la unidad básica de una propuesta vital y social diferente a la de las grandes urbes, pues en el pueblo el campo prima y está al alcance de las manos, el campo y sus animales transitan las calles, las carreteras y los caminos reales (caminos de herradura); quien nace en un pueblo tiene la posibilidad de conocer la vida, el trabajo y el descanso en sus mejores expresiones.
En un pueblo muchas cosas se viven con la tranquilidad de quien da valor a la vida por encima del dinero y del consumo insaciable de los centros comerciales; en un pueblo muchas cosas valen por sí mismas, pero hay otras cosas que al parecer no valen por sí mismas, o hay quienes no las dejan valer.
Quien nace en un pueblo no va en excursión a ver qué es un caballo o una vaca, quien nace en un pueblo conoce estas y tantas realidades de la vida de primera mano. Quien nace en un pueblo juega con fuego y no hace un curso de una semana para encender una fogata. Quien nace en un pueblo sabe que un machete no es un arma blanca sino un instrumento de trabajo -quizás del trabajo más digno que conozco, el de ser Campesino como mis abuelos-.
Quien nace en un pueblo tiene una historia, no es un anónimo, hace parte de una familia y sus rasgos lo delatan, los mayores lo reconocen a uno desde pequeño cuando pasa por cualquier lugar; en un pueblo se sabe quién es quién, se sabe de la historia de la familia, de sus oficios, de sus obras, de sus logros, de su vida, incluso los ladrones se conocen a lo lejos, se sabe dónde viven y a quien roban (ojalá no hubiera ladrones, pero los hay).
Perspectiva General del Parque de los 100 años |
Este ensayo trata de las cosas que desaparecen, que dejan un vacío, y de aquellos que aún no se han dado cuenta de lo que sucede.
2. Adiós a la plaza mágica.
FOTOGRAFÍA GANADORA CONCURSO KODAK "DOMINGO TIPICO DE ARBELÁEZ"-AUTOR: HERNANDO TRIANA
|
Autor Desconocido Ver Referencias |
Esta plaza fue eliminada por el “progreso”.
Con dolor asistí un día que regresaba a mi pueblo al penoso acontecimiento: la destrucción de la plaza del pueblo, la plaza de mi pueblo. La justificación de tan atroz acto de incultura fue la misma que se repite en donde la cultura se aplasta por la fuerza de la modernización: “la idea de progreso”.
De la mano de la creencia de que la cultura y el avance de una comunidad se definen por las “renovaciones” estructurales como la extirpación de la plaza central del seno de un pueblo, se ratifica que lo ocurrido fue un grandioso acto de subvaloración y de menosprecio porque la plaza no es un lugar, es un Símbolo[3].
De la mano de la creencia de que la cultura y el avance de una comunidad se definen por las “renovaciones” estructurales como la extirpación de la plaza central del seno de un pueblo, se ratifica que lo ocurrido fue un grandioso acto de subvaloración y de menosprecio porque la plaza no es un lugar, es un Símbolo[3].
Esta decisión tan importante que no fue puesta a debate público, ni abierto por considerarla parte de la autonomía estatal del alcalde de turno y del concejo municipal, quienes no vieron más que un cambio en la infraestructura del municipio, evidenciaron su estrechez de miras al no comprender la realidad cultural de un pueblo.
Muchos justificaron este acto en la necesidad de mejorar la estética del municipio, en la urgencia de modernización y en la tan absurda y espectacular razón de crear un escenario público para los eventos festivos del municipio, a saber: las fiestas que al parecer de algunos necesitaban una pista de baile más grande, con una fuente ultra moderna acompañada de luces y de chorros de agua. Pues lo quisiera el pueblo o no, el cambio se hizo, el atentado se cometió, y la vida sigue. (Los chorros cuando se usan sólo desperdician agua).
Antigua Plaza Arbeláez en la actualidad. |
3. Un parque más, y tres parques menos.
En cosa de pocos años se convirtió la plaza en parque, como si no fueran suficientes los tres hermosos parques que para ese entonces existían: Parque “De los Novios”; Parque “De los 100 años”, y el Parque “Gómez Otero”. ¿Pero qué sentido tiene un parque más, cuando poco a poco desaparecen los otros tres que fueron las delicias de los domingos en otro tiempo? Esta respuesta aún no se conoce.
Hermosos y necesitados de intervención sobreviven estos tres parques que para su permanencia y mejoramiento gritan por un auxilio estético y ambiental; sin embargo, se creó un parque más, se perdió una plaza y se ganó una galería. De modo que técnicamente Arbeláez es un pueblo sin ninguna plaza porque solo se tenían dos plazas: La Plaza de Mercado y La Plaza de Ferias, hoy en su lugar está la Galería para el mercado y Coliseo de Ferias y Fiestas.
(Veamos algunas imágenes para saber de lo que hablamos)
Antes el parque tenía un Jardín Frondoso, ahora solo hay esto. |
Huecos y aridez en la tierra del parque Gómez Otero |
Con el antiguo jardín se protegía el césped , ahora es solo un polvoriento camino |
Estado de la vía que lleva al parque de los Novios: llena de pasto |
Rejas averiadas Parque de los Novios |
Estado calle cerca al parque de los Novios |
Reja faltante y muro faltante en el parque de los Novios |
Rejas dañadas Parque de los Novios
|
Antiguo Telecom en total abandono. |
Muro faltante Parque de los 100 años |
Estado actual de lo que era un jardín que bordeaba los caminos del parque |
Muro caido parque de los 100 años |
Calle en pésimo estado cerca al parque de los Novios |
4. Pisar lo que no se conoce es sepultar la tradición
Para finalizar solo hay que evidenciar que después de mucho tiempo, y con la falsa idea de propiedad y preservación que sobreviene a un pueblo como el mío, se bendijo la opción de reutilizar las piedras de la plaza para tapizar el recebo del cementerio, y allí están para la gloria del olvido, y la vergüenza de la traición a la que asistimos silentes y desinteresados.
El nuevo uso de las piedras de la antigua plaza de mercado de arbeláez |
El nuevo uso de las piedras de la antigua plaza de mercado de Arbeláez |
Puertas de acceso Teatro San Luis en Arbeláez |
Puerta del Teatro usado como basurero |
Teatro San Luis Arbeláez |
[1] Niebla Tóxica.
[2] Iglesia Católica porque en este contexto las demás eran “sectas”; en pocos años la noción cambió.
Imagen Plaza Arbeláez: Tomado de: http://arbelaez-cundinamarca.gov.co/apc-aa-files/32626135316230353732613763386639/plaza2.JPG
[3] Para quien desee amplia su conocimiento sobre el papel del símbolo en la naturaleza humana y en el desarrollo social y cultural, les recomiendo el capítulo 5, del libro antropología filosófica de Ernst Cassirer. Descargar el libro aqui
[3] Para quien desee amplia su conocimiento sobre el papel del símbolo en la naturaleza humana y en el desarrollo social y cultural, les recomiendo el capítulo 5, del libro antropología filosófica de Ernst Cassirer. Descargar el libro aqui
2 comentarios:
Gracias por recordarnos que en Colombia es merecedor de orgullo, tradición y cultura ser "de pueblo". Esperemos que la educación no tire al olvido nuestra belleza inherente en favor del Progreso. Al menos en mi caso particular "Soy montañera" (mi tierra está llena de montañas), y contrario a la mayoría de mi gente, ser montañera y que me digan montañera o pueblerina para mí no es un insulto, es un orgullo.
Gracias amiga por dedicar tus invaluables minutos a mis pocas palabras. Sin duda nuestro ser, nuestra vida se ha tejido de formas que poco a poco descubrimos, y cuando las descubrimos nos vemos en ellas y de ellas tatuados. Uno de mis más preciados descubrimientos fue saberme de un pueblo, con el que me enuncio en un lazo entrañable cada vez que digo: “Voy pa’ mi pueblo”. Soy de mi pueblo, y el pueblo es mío por todo lo vivido y lo que hay por vivir, en el valle, cerca al río o en LA MONTAÑA.
Publicar un comentario