Somos reflejos frente a una pantalla
Por: Oswaldo Bernal
Tenemos más información y cada vez menos inteligencia. En palabras claras, es mucho más difícil saber qué hacer, por qué hacerlo, cuándo, cómo, dónde…entender la complejidad de la vida, en medio de una, aparente, creciente caótica existencia, aunque en el fondo, las preguntas y los temas de la existencia son esencialmente los mismos, nuevos nombres para viejas cuestiones. Y si esto pasa con la inteligencia, pasa más con el conocimiento y su “estatus”, ese antiguo “estándar” de saber lo que “es” (verdad, real, cierto…) y lo que “no es”. Ahora ya no se trata de versiones o visiones del conocimiento, ya el conocimiento no importa porque en los mares de la información, el show, lo nuevo, lo exótico, lo excitante, lo espectacular es lo que importa. Ya no importa si es verdad, más vale que sea viral.
La existencia se define por tu presencia virtual, ya no basta con “ser”, ahora tienes que aparecer forzosamente y sin sentido en todas las redes sociales posibles, en los buscadores, en foros, en la web y al final de día los conceptos se redefinen, cambiamos autoestima por “likes”, reconocimiento y valoración por comentarios y post, al final del día todo ha dado la vuelta, y desde que buena parte del mundo tienen acceso a Internet y a un perfil, ahora todos son “show”, todos son el centro de atención (¡Qué ilusión!) de un circulo en donde son centro y periferia, el falaz show de unos observados por otros falaces espectadores. Y he ahí que ya no somos personas, somos perfiles, somos “like”, somos imágenes, videos, reflejos… solo reflejos, sin causante.
Nos vertemos por las pantallas hacia la virtualidad, nos deshacemos en gigabyte de datos, de entretenimiento, de todas las formas en las que es posible perder el tiempo y la vida. No hay más que esta ilusión que hace que lo real sea redefina, que lo cotidiano y lo análogo sea aburridor, tedioso, y hasta vano, cuando de hecho aquí habitamos y respiramos, actuamos y vivimos… o vivíamos. Y vamos y venimos como de un sueño, como Sócrates, Descartes y Neo proponen… una duda repetida cual teoría de la “conspiración”. Pero eso sí, cuando los problemas que no son virtuales llegan estamos indefensos, ignorantes y sin herramientas porque la vida esencialmente sigue siendo la misma: tiempo y latidos, lo que hacemos mientras tenemos estas dos cosas.
Es hora de desaparecer, es hora de no ser “públicos”, es hora de leer en lugar de aceptar “los términos y condiciones”, es hora de que la extimidad se extinga, y la privacidad vuelva, es hora de que la ilusión se rompa, es hora de dejar la pereza de actuar, de dejar las ventanas por las que atisbamos al mundo que se nos escapa mientras somos reflejo. No les enseñes a tus hijos a ser reflejos.
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