Por Oswaldo Bernal
Llego a una ciudad, a un pueblo, a una calle y…
busco un café. Ese amor público y
descarado por consumir el delicioso fruto de la tradición de Abisinia, lo que
la curiosidad de Kaldí le regaló al mundo.
Y al otro lado del mundo, generaciones crecen
bebiendo en la mañana un taza caliente de café… es todo un placer.
Sin embargo, para ser sinceros esto es un amor,
una pasión, una delicia…una necesidad, para algunos tan sagrada que su día no
inicia, sino hasta que beben su primer taza de café.
De pequeño por fortuna mi tía “carmelita”, me
introdujo en los extraños sabores del café, un tinto tras otro, un niño aprende
de los más interesantes gustos de la vida, mientras que otros por el contrario
se niegan a posibilitar tal acercamiento, soy testimonio vivo de que hay un
mundo entero lleno de significados esperando detrás de la primera taza.
Me sorprendí mucho la primera vez que probé un
café frío (café helado para ser exactos), pero su sabor parecía mejor, sin
duda, aún me faltaba -y me falta- por aprender de este mundo, de este gusto.
Mientras otros prefieren bebidas sin cafeína, o
la prejuzgan asumiendo mil males, es un gusto para mí encontrar, siempre una
buena razón para seguir bebiendo de este oscuro placer. Así, con el paso de los años, mediante el café
se han tejido amistades, de han forjado momentos, encuentros de los más
diversos tipos, literatura, conversaciones, trabajo y hasta descanso.
Con mi padre forjamos ese gusto como un puente afectivo,
una manera de tener detalles el uno con el otro, hablar de un buen café, beber
en compañía un tinto mientras iniciábamos el día, o él dejándome listo el tinto
para cuando llegara. Siempre previsivo, siempre conectados mediante un buen
tinto en cualquier momento.
Hoy mi hija empieza a conocerme en tanto pasan
los años y hace poco me dijo sonriendo:
-¿Sabes?
- ¿Qué? – le respondí.
- Tengo un papá tintero.
Con un café conocí a quien hoy es mi esposa, con un café he forjado los lazos de mi vida.
***
Hoy acompañado de un buen café, escribo este
texto, como un testimonio de que mi vida está teñida y ambientada por el color,
el sabor y la textura de un buen café.
Y después se preguntan ¿Por qué me gusta el café?
Referencias:
Leer sobre Kaldí: https://www.directoalpaladar.com/otras-bebidas/los-origenes-del-cafe-y-la-leyenda-del-pastor-y-sus-cabras
Y después se preguntan ¿Por qué me gusta el café?
Referencias:
Leer sobre Kaldí: https://www.directoalpaladar.com/otras-bebidas/los-origenes-del-cafe-y-la-leyenda-del-pastor-y-sus-cabras
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