7/4/20

RETO 4 DE LA PANDEMIA: TRES (3) PREGUNTAS PARA CAMBIAR NUESTRA VIDA





Por: Luis Oswaldo Bernal Correa

Si logramos cambiar nuestra vida, podremos cambiar nuestra comunidad, quizás a la sociedad y tal vez a la humanidad. Por eso te presento 3 preguntas sobre la vida, tu vida:

Pregunta 1: ¿En serio te importa tu vida?

Asumamos este ejercicio de manera personal porque cuando nos hacemos preguntas directas y personales, tendemos a intentar dar una respuesta. La pregunta es si te importa tu vida, si la respuesta es NO. Entonces, gracias por llegar hasta aquí, pero si te importa en buen grado, entonces es hora de reconocer que no podemos continuar con un estilo de vida “esquizofrénico bipolar”.

No podemos seguir apoyando el cuidado del planeta mediante “likes” en redes sociales y seguir sin hacer nada. No podemos seguir intentando criticar al mundo en nuestras conversaciones y comprando artículos de un único uso elaborados de materiales contaminantes; no podemos un día decir “pero es solo por hoy” y al otro día juzgar al vecino porque “no recicla”. No es posible seguir con la mente dividida y variable como el clima, al igual que no podemos actuar erráticamente haciendo lo mismo que criticamos. 

Si te importa tu vida, entonces hemos de tomarnos en serio el “respiro” que el planeta tierra está dándose al no tener a tantos humanos contaminándolo.

Imagen 1. Animales transitan y vuelven a lugares gracias a la ausencia de humanos.

Lo queramos o no reconocer, nuestro impacto sobre el planeta es altamente dañino. Y aparece un dilema con esto: ¿Qué hacemos entonces, nos quedamos en cuarentena permanente? La respuesta obvia parece ser NO, pero lo interesante es que podemos encontrar alternativas para minimizar nuestra fatal presencia.

Podemos usar menos el automóvil, podemos disminuir nuestra necesidad de salir de casa y ahora podemos tele trabajar, podemos incrementar seriamente la educación virtual, podemos cambiar nuestros hábitos de consumo, podemos reciclar y reutilizar, disminuir nuestro consumo cómodo y exagerado de bienes y servicios (baños largos y consumo innecesario de agua caliente), cambio a energías limpias, consumo de alimentos sanos y orgánicos, entre otras. Aquí dejo uno de los muchos listados extensos que podemos encontrar en la red que nos ayudan con ideas para cuidar el planeta y reducir nuestra nefasta huella. (Ver listado) 

Al final la ecuación es fácil:

Si te importa tú vida, cuidarás en serio la vida del planeta. Dado que somos la especie contaminante por excelencia, debemos dejar de contaminar de inmediato. No somos dueños del planeta, somos una especie más en él. Si no cambiamos nuestro estilo de vida consumista, moriremos como especie.


Pregunta 2: ¿En serio vas a vivir así?


Si respondiste SÍ a la pregunta 1, la pregunta 2 te llevará un paso más allá. Es curioso cómo – por lo menos en Colombia- la precariedad laboral se disfraza de independencia, de innovación y de emprendimiento arrojando a las personas a condiciones laborales “flexiblemente-inhumanas”.

Por ejemplo, trabajarás mediante un contrato civil de trabajo llamado Orden de Prestación de Servicios, es decir, te contratarán como un trabajador independiente al cual se le asigna una actividad, producto o trabajo que desarrollará con todos los talentos disponibles sin establecer ninguna relación laboral.

Pero ¡Sorpresa! – te dirá el jefe- “En la empresa entramos a las 7 am; le vamos a asignar un puesto de trabajo, su jefe será “X persona” y le reportará a él únicamente y su jornada laboral termina a las 5 pm, aunque si quiere se puede quedar más tiempo; eso sí, debe llegar siempre a las 7 o sino le descontamos al final de su pago”.

Ya sé que es demasiado específico el ejemplo, y que suena como si me hubiera pasado (¡Sorpresa! Es mi caso y el de miles de colombianos) Basta de decirnos mentiras, la situación laboral es un asco, y los independientes tenemos dos opciones o trabajamos así, o no trabajamos. O tenemos algo de dinero al final del mes después de jornadas y condiciones muchas veces nefastas de trabajo, o nos quejamos de no tener trabajo.

Al final la precarización es tan alta que no elegimos ser “independientes”, nos tocó ser “independientes” con horarios sin fin, con fines de semana inexistentes o con jefes omnipresentes que te amenazan o premian de una u otra forma para seguir trabajando de esta forma, solo para ahorrarse lo que implica una relación laboral estable y digna.

En este punto, la pregunta no es por qué nos vemos obligados a trabajar así; pues en eso consiste la precariedad (que incluso muchos alaban con ideas de auto-superación, falso emprendimiento y pseudo-innovación que los convierten en un esclavo que lame sus cadenas); sino qué estamos haciendo para cambiar y/o mejorar estas condiciones laborales al nivel que importa, es decir, a nivel de sociedad en general.

¿Estamos haciendo algo para mejorar las condiciones de vida hacia unas más dignas, o preferimos autosatisfacernos en nuestro propio ego diciendo “el que no trabaja es porque no quiere”, interiorizando la precariedad nacional en la identidad personal?

En síntesis: ¿De qué nos sirve amar al planeta y nuestra vida (pregunta 1), si eliges NO cambiar las condiciones que hacen más pobres tus días?

Al final la conexión que debemos establecer parece no ser tan obvia, pero en tiempos de crisis y coronavirus, las voces se han hecho escuchar y presento 2 ejemplos que conozco bien:

Independientes: Las personas más pobres, los verdaderos independientes – que dependen de sí mismos y su salud para sobrevivir día tras día, como el vendedor ambulante – piden a gritos ayuda del Estado porque la cuarentena y el virus los deja en la encrucijada de morir por hambre  o por contagio.


   Independientes con discurso: Los pobres que se creen no tan pobres. Estos son “independientes con discurso”, son los que salen con trajes, zapatos y un “outfit” para adecuarse al estrato social donde está la oficina o el cargo en el que está, y que compran un chicle en la “chaza o puesto” de la esquina donde una señora entrada en años se la venderá y le dirá “quiere algo más doctor”, e iluso, él responderá “así está bien, gracias”.

Estos dos casos, penden de un hilo hoy en día. Tras apenas unos días de ver las protestas de los más necesitados, empezaron a aparecer otras protestas virtuales y otros casos especiales (Lea aquí), de personas que viven en estratos 3 y 4, que solicitan ayuda del Estado para afrontar la crisis, ya que han perdido sus contratos de independientes, y entraron en crisis pues las deudas los están asfixiando.

En últimas, estas voces son 2 en medio de muchas, y el tema es el mismo, hoy el Estado es quien provee, poco o mucho, y la inestabilidad laboral con la que muchos se habían conformado ha dejado a muchísimos sin con qué comer.

¿Seguiremos aplaudiendo una pobreza disfrazada? ¿Seguiremos eligiendo un Estado inepto y clasista que perpetúa la pobreza como el telón de fondo de un país?

¿Nos seguiremos conformando con que la educación pública sea la “mala” y la “privada” buena – como un mantra que se repite, aunque no sea cierto-? ¿Seguiremos quejándonos de llegar tarde al trabajo porque algún gremio social (campesinos, víctimas de la violencia, transportadores, educadores, etc.) está atravesado en la avenida y no deja pasar el bus en el que voy? ¿Seguiremos admirándonos lo “hermoso” de nuestro ombligo sin pensar en los demás?


Entonces, la pregunta es ¿En serio vas a vivir así?  Porque si tu respuesta es NO, entonces, debemos cambiar la manera de elegir a nuestros gobernantes, debemos ser más críticos y comprometidos no solo con nuestra situación sino con la de los demás. Esta pandemia nos ha mostrado las múltiples relaciones de interdependencia que hay entre los campesinos y los habitantes de muchas casas lujosas en las ciudades, los unos siembran y proveen, lo que otros compran y consumen, por lo que debería garantizarse al campesinado óptimas condiciones de vida y protección para que ejerzan su labor que además de ser necesaria es una de las más dignas de la humanidad.

Esta pandemia nos ha mostrado 2 cosas sobre el Estado: 1) que necesitamos un estado fuerte, estable y organizado; 2) Necesitamos representantes y gobernantes éticos, trasparentes, hábiles, eficaces y que velen por la sociedad sin preferencias de clase, sino desde una comprensión humana integral. Es hora de hacer que el modelo económico, social y político de nuestra realidad cambie para tener una mejor sociedad y que nadie muera en una sala de espera de urgencias o fuera de un hospital, y a su vez para que no nos acostumbremos  a las inequidades.

Pregunta 3: ¿En serio te importa eso?



Ya te diste cuenta que la pandemia pone todo en perspectiva y que lo que parecía importante ya no lo es. Ya no es importante llegar antes a la oficina para adelantar trabajo o sacrificar fines de semana con tu familia por un informe, hoy lo importante es saber convivir con aquellos a quienes llamas familia.

Hoy no es importante el carro lujoso que estás pagando y que sigue parqueado en el estacionamiento, quizás es más importante convertir esas cuotas en dinero ahorrado para una necesidad como alimentarse, quizás no sea tan importante mostrarles a todos tus seguidores en Instagram una foto de tu plato de comida en un restaurante, tal vez sea más importante saber cocinar y disfrutar de aquello que estas comiendo sin necesidad de parar para la fotografía, ya que en estos tiempos los “likes” no llenan tu estómago.

-La pregunta es sencilla: ¿En serio te importa eso?
-Pero ¿Qué es eso?

-“Eso” es todo aquello que has puesto como el norte de tu vida, que ni siquiera te has preguntado si lo quieres, lo necesitas o si tan solo vale la pena.
Parece mentira que pasamos la vida en modo automático sin percibir la existencia, solo estamos alcanzando objetivos, planes, proyectos etc., que al final, no te permiten construir una vida significativa.

Ejemplo: “Deseo tener el último celular que salió a la venta”. Esta novedad durará a lo sumo 3 meses, ya que la obsolescencia programada te pondrá otra vez en la rueda del hámster a producir a toda costa (seguro como independiente) para conseguir el siguiente nuevo modelo que saldrá apenas en unos días. Y quizás incluso cambies tu teléfono aun en plenas funciones y sin ningún daño. 

Pero habrás trabajado para tener un celular que al final del día te cansarás de mirar buscando entretenimiento (lo cual es plenamente válido) o quejándote de lo injusto del mundo, sin embargo, como decía al inicio el mundo no cambia con “likes” ¿Qué tal si dejas tu celular no tan nuevo y ahorras dinero para una acción real que cambie el mundo?

Ejemplo: “Tienes 40 años y no tienes automóvil”. Y la presión social sí que es difícil de lidiar, porque no solo alguien te propone un objetivo que a fuerza de repetición terminas aceptando en muchos casos, sino que te especifican lo que debes tener, marca, modelo, año, etc.

Lo mismo aplica para tu estilo de vida, con quien estas o no, cuando tendrás hijos o no, cuando comprarás mascotas, cuando viajarás y adonde… y siendo crítico, este post cabría dentro de las voces que te “dicen cosas”, con la diferencia que aquí solo formulo 3 preguntas.

En serio vamos a seguir un estilo de vida apresurado, estresado, “orientado al logro” (como mucho te venden la idea de trabajar sin descanso), en ciudades caóticas, respirando contaminación todo el día, mal alimentándonos con comida chatarra que además es costosa, un estilo de vida que estimula tus músculos (porque verte como te dicen es "cool"), menos el cerebro que necesitas para pensar si lo que haces va en la ruta de lo que quieres como vida.



Ya te preguntaste el precio en vidas de lo que consumes, -ya no si lo necesitas-, sino si estás dispuesto conscientemente a vivir con ello. Por ejemplo la minería en Colombia, puede ser legal o no, y en cualquier caso sus minerales siempre encuentran comprador y eso hace que se mantengan las condiciones de vida duras y empobrecedoras de los mineros ilegales y/o artesanales (ver nota), reproduciendo la pobreza generación tras generación en zonas como en Antioquia y en chocó.

“En Antioquia la mayoría de zonas mineras presentan un alto índice de necesidades básicas insatisfechas, graves problemas ambientales y poblaciones desestructuradas que han padecido violencia endémica”. (01 de agosto de 2011 — Agencia de Noticias UN).

Lo propio ocurre en la explotación del coltan, la cual está señalada de explotación infantil, tal como afirma una investigación del diario El Mundo: “Muchas de las baterías de nuestros móviles y tabletas nacen de las minas del Congo, del abuso laboral y de la explotación de cada vez más menores en esa zona” (Ver nota completa).

Los casos son permanentes, maquilas, explotación femenina, explotación infantil, jornadas de trabajo y condiciones inhumanas son los motores de muchas de las cosas que consumimos y que confortablemente ignoramos.

Al final, la pregunta busca que indagues por lo que seguramente ya vas encontrando en medio de la pandemia, y es saber lo que realmente importa.

Esta es pues una invitación a cuestionarnos profundamente sobre estos y otros aspectos que seguramente ya irás descubriendo. Si cambias tú, cambia el mundo. Cambiemos.



(Nota: Este reto tiene sentido si has considerado los anteriores retos, si no lo has hecho te invito a leerlos: son cortos y espero estimulantes: reto 1, reto 2, reto 3)

Referencia





1 comentarios:

estimado amigo Oswaldo... lo que el planeta no aguanta mas, es tanta injusticia con ella misma, hemos abusado demasiado del planeta hasta el punto en nuestras malas acciones se están devolviendo y matándonos... recordándonos que somos mucho mas débiles de lo que pensamos...