5/6/20

Soy como un río


Por Luis Oswaldo Bernal Correa


Soy como un río caudaloso que se acumula en la parte alta de la montaña de tanta vida que le ha llovido...
Fuerte,
Turbio,
Arrasador...

¿Pero qué extraño y pequeño cause en el que me ha tocado transitar?

Parece que toda esta vida se ve obligada a pasar por un riachuelo que apenas contiene unos bellos lagos,
unas cortas curvas,
unos cuantos peces
Y algunos vecinos.

Nada ha impedido que crezca, ni nada impedirá que fluya,
Nada nos dejará sin ser lo que vinimos a ser.

Somos lo que somos,
aunque nos quede haciendo falta tierra para mojar,
cause por recorrer,
aunque arrasemos por donde pasemos,
aunque necesitemos otro mundo porque este nos quedó pequeño.

Dejamos huellas sin saber,
Por doquier,
Esperando que las mismas
Sean tatuajes de fuerza para quienes los reciban: palabras, frases, experiencias, recuerdos... vida.

Soy un río que no se seca,
Que fluye, aunque el cause no haya sido suficientemente grande para toda la vida que tengo por vivir.

3/6/20

A mis amigos y amigas, la familia que la vida me brindó


Amigos y amigas. Ustedes han sido un soporte increíble en mi vida, desde los que veo seguido hasta quienes no veo hace años.

No hay palabras para todos, no hay manera de decirle a cada uno cómo ha aportado en mi vida de modos tan diversos, algunos de quienes he aprendido, algunos de quienes no dejo de aprender, otros que se han vuelto mis hermanos.

A todos les agradezco infinitamente el tiempo de los encuentros, de las peleas, de las parrandas, de las discusiones, de los viajes...a todos gracias.

Gracias a todos. Es lo único que puedo expresar ahora por todos.

Familia Delgadillo

A Vicky, Stella, Hernan, Elkin, Mona, Fafa y Don Alfredo.

No hay palabras para agradecer el apoyo, el amor y el privilegio que me dieron de ser parte de su familia.

Familia Hermanos:
Javi, Cami, Ebe, Charly, Monis.














A mi gran amor, la Flor de mi vida


A mi Gran Amor Flor:




Nuestro amor solo podía ser de la forma en que fue; fuerte y arrollador. Lleno de pasión y locura, lleno de compromisos más allá de lo imaginado. Luego de haber buscado el amor y no encontrarlo, por encima de historias, dramas y estravíos.


Le diste sentido a la vida, tu amor me salvó de la soledad patética de los intelectuales. Te amo. Soy feliz, mi vida es maravillosa a tu lado. Nos encontramos y construímos nuestra felicidad de forma única, más allá de las críticas y moralismos que siempre circundan hemos vivido un amor y una existencia genuina.

"Solo el amor le da sentido a la vida, tú le diste sentido a la mía".
Siempre estaré a tu lado.


"Te asmo" mi hermosa, te amo y te agradezco por ser cómplice de la vida, de los sueños, de los viajes, de las aventuras, de lo que nos dio vida y de ser prueba que la felicidad real existe, el amor de verdad sí se puede dar y mejor aún es imperfectamente bello y cotidiano, no es de otro mundo, es de este y aquí cada uno puso todo por este amor.




Eres y serás todo lo que siempre necesité sin saberlo. Eres la mejor invitación a un café, eres mi mejor locura, eres la vida y la belleza, la fuerza y la voluntad hecha mujer.

TE AMO

2/6/20

A mi amada madre: Gloria Correa Rodríguez

A mi amada madre:




Si hay cielo, te compensará todos tus sufrimientos. ERES LA MEJOR MAMÁ DEL MUNDO.

Te amo, gracias por tu entrega sin igual, por tantos y tantos sacrificios que tu y yo sabemos que has vivido. Graciaa por tantas buenas y amorosaa conversaciones.

Te amo madre, te amo. Porque me enseñaste a amar, a dar con generosidad, a luchar y de qué manera, fuimos los mejores cómplices en muchas cosas, te respeté de la forma en que mejor supe, nunca te subvaloré porque eres maravillosa y eres una mujer con la vida por delante, que nada ni nadie te detenga ¿Cuál será tu siguiente sueño? ¿Cuál será tu siguiente viaje?

Gracias por hacerme parte de una familia maravillosa que tú mantuviste unida desde tus sacrificios silenciosos, desde tu máquina de coser, desde tu noches y amaneceres elaborando ropa para poder darnos lo que necesitamos tus hijos. Esa fue nuestra familia Bernal Correa.

Gracias por educarme al amparo de una familia maravillosa en niveles profundos, la Familia Correa Rodríguez con la que forjé mi identidad, mis valores, el amor al campo, al trabajo, a la vida... a la unión, a la colaboración, a la generosidad... a lo que somos.

Te amo mamá desde siempre y para siempre estaré contigo donde estés. Nunca estarás sola.

31/5/20

Vivir es asombroso: A mis hijos, a mis sobrinos.



Por: Luis Oswaldo Bernal Correa

Dedicado a la Flor de mi vida,
a mis hijos Sara Alejandra,
Angélica María y
Luis Alejandro.
Y a mi sobrina Maleja, Alejo , Stefy y Alisson.

Y a mi amada madre, Gloria.


Una invitación a la voluntad y a no dejar de preguntar... un poco de la visión que tengo.

(Para mis hijos y para cualquiera que de atreva)

La vida es la improbabilidad más maravillosa de la que podamos dar cuenta. ¿Se han fijado en la serie de acontecimientos que tuvieron que darse antes de nuestra “llegada” al mundo? Nuestros padres, sus historias de vida, sus problemas y aciertos, sus triunfos y decisiones nos condujeron de una u otra forma al presente que llamamos vida. 

Nuestros antepasados, aquellos de los que no tenemos ninguna idea, aquellos que jamás conoceremos nos han traído aquí, aquellos que sin consciencia han hecho parte de nuestra historia biológica, química y natural de la majestuosa EVOLUCIÓN  adaptativa de la que somos una mínima y maravillosa parte. 

Somos fruto del universo y su vida estallando por doquier hace millones de millones de años, somos explosión de vida... así se un instante. Y ese universo, o mejor aún, ese cosmos como dice Sagan “es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será”.

Pero con pesar nos hemos acostumbrado a dar por sentados nuestros latidos, nuestra respiración, nuestros amaneceres y nuestras noches de sueño. Nos hemos acostumbrado a la maravillosa naturaleza de la que hacemos parte insignificante, somos los más jóvenes en este magnífico planeta, somos la más reciente evolución de la materia que es capaz de pensarse y ser consciente de sí misma y su lugar en el universo de todo lo que existe. (Idea de Sagan).

Hemos perdido la capacidad de asombro ante nuestra facilidad para el conformismo. Es comprensible que muchos se hayan declarado incapaces de abrir los ojos al mundo, y se hayan negado al asombro, a las preguntas y a la aventura de la existencia y hayan decidido doblegar su intelecto y su espíritu ante la cómoda docilidad de espíritu de una vida sin carácter a cambio de un falso sentido de seguridad. Hay gente que solo quieren vivir coml Zombies o máquinas. No soy de esos.

Nos vendieron y nos convencieron que preguntar era inherentemente malo, prohibido e indebido; nos enseñaron todas las respuestas a las preguntas que no nos dejaron hacer, que aún no nos hacíamos, y por lo tanto, nos impidieron deleitarnos con la vida y el placer de buscar el conocimiento mediante el uso de nuestra razón: la capacidad de pensar aguda y críticamente.

Nos ofrecieron historias que son menos fantásticas que la vida misma y sus sucesos (muertos que vuelven a la vida en lugar de la maravilla de dar vida), pero así se aseguraban que el conocimiento nunca estuviera a nuestro alcance de nadie porque nunca lograríamos alcanzar la “supuesta” mente de dios o los dioses donde afirman que está el conocimiento, como si fuera una tierra inalcanzable.

Cuando es todo lo contrario: el conocimiento es un estímulo diario que nos permite avanzar día a día perfectiblemente hacia la humilde comprensión de la vida. La vida, el mas acá en el que vivimos todos los días, en lugar de pelear por las promesas del más allá.

Nos imbuyeron en un mar de relatos vestidos con el adjetivo de “sagrados”, que no solo son historias ridículas sino que sorprendentemente la gente repite a “pie juntillas” como una oración de la que depende su estabilidad mental. 

Sin sus historias la gente entra en pánico, le temen a vivir sin sus fantasías. Han hecho que sobre estas historias de barro se funde la moral y la conducta de pueblos enteros, han edificado cárceles de ignorancia tan adoradas que pensar y sentir por fuera de los límites es pecado y anatema, una causa de excomunión y muerte. 

Si quieren saber si están presos de alguna cárcel pregúntense ¿Temen pensar o hacer ciertas preguntas? ¿Temen leer ciertos libros por miedo a lo que encuentren? ¿Temes hablar o preguntar seriamente cuestiones sobre algo con ciertas personas?

De estos relatos los hay mágicos, diversos, animalescos, criminales, abusivos y perversos… pero como son sagrados la gente ya sabe que no debe ni puede pensar. 

En este mundo mágico nos han dado un lugar especial para compensar la ignorancia en la que hemos aceptado vivir, nos han dicho que somos creaturas o hijos de dios, según el relato y el dios o los dioses de su conveniencia y cultura.  

Además se nos han prometido infinitas glorias para los obedientes y castigos innombrables para los cuestionadores, los que indagan, los que no “creen”, los que se niegan a dejar las evidencias de los hechos y la razón a cambio de placebos mágicos y promesas incomprobables que aparecerán justo cuando dejemos de respirar.

Estos relatos crecen en barreras irracionales como la conveniente incognoscibilidad de todo lo que a ellos refiere, y donde la “irracional fe” (que es una tautología) consiste en creer sin cuestionar, en dudar de los que dudan, y tratar aquellos diferentes como infieles y equívocas mentes incapaces de ver más allá de lo que los ojos muestran. 

Así la razón se convierte en la peor enemiga de la fe, la superstición, el misticismo y el esoterismo. Nuestra mejor herramienta para hacer frente a los prejuicios no es actuar igual, sino ofrecer argumentos pero con el peligro de que los prejuiciosos desprecien nuestro ejercicio dilógico y racional, pero el ego, el miedo y la ignorancia vuelven a las personas violentas.

Vemos la vida, sin embargo, con tanta naturalidad que hemos perdido la capacidad de asombro y en su lugar buscamos relatos fantásticos, ideas mágicas y milagrosas, buscamos todas las respuestas cuando lo verdaderamente fundamental y maravilloso es ser capaz de hacer las preguntas que precisemos sin miedo, en libertad y con astucia.

Llevamos tiempo siendo cómodamente engañados, y es hora de incomodarnos y ver las cosas desde otra perspectiva, una que vuelva a dar valor a la vida y obligue a los ilusionistas a dar cuentas de sus fantasmagorías. Esta por lo tanto es una invitación a ser valientes, a cuestionar todo, sin miedo, a plantear las ideas por encima de la violencia, a argumentar antes que creer ingenuamente, y a asumir que no necesitamos todas las respuestas aunque podemos buscarlas toda la vida. A asumir que podemos vivir con dudas sobre una casi infinita cuestión de cosas, pero que otras debemos afirmarlas porque la razón y los hechos así nos lo demuestran y evidencian aunque siempre las cosas pueden cambiar si los hechos o evidencias cambian. No es problema errar, pero sí mantenerse en un error negando la razón y la argumentación como herramienta útil para afrontar la vida. Hay cosas que siempre ignoraremos y otras que sabremos con certeza, pero que la duda no nos ahoguen y nos impidan llegar a terreno firme, no debemos tener miedo en sacar conclusiones y defenderlas hasta que encontremos en ello un error o mejores argumentos para cambiar de creencias y saberes.

La irracionalidad como la razón son parte de nuestra naturaleza, pero no podemos darnos el lujo de desperdiciar una herramienta magnifica como nuestra mente en engaños e ilusiones como las mencionadas solo porque son “mágicas” o “sagradas”, ya antes la Iglesia ha asesinado para callar a los que preguntan y en otros tiempos la ira de dios caería sobre mi cabeza, pero confío en que podamos vivir en una sociedad libre y basada en derechos, donde ser diferente no sea un castigo y más que la diferencia la independencia. Deseo para ustedes un mundo donde puedan elevar su voz, ser líderes y dar ejemplo, en lugar del anonimato conformista que muchos eligen.




Sin embargo, que su mente no se embote, ni se llene de orgullo, que no se nieguen a escuchar al otro a quien hay que respetar, pero no así las ideas, ya que toda idea es cuestionable y ninguna es sagrada como para creerla una “revelación” divina. No teman expresar sus pensamientos y estén siempre dispuestos a aprender. Y así como es imperioso hablar con sentido, también es valioso aprender a escuchar a los otros y así mismos, porque en el silencio encontraremos la paz y la tranquilidad para entender las batallas que vale la pena luchar y aquellas que es mejor dejar pasar.


No hay recetas en la vida, pero sin duda amar en una clave fundamental. Amar es dar la vida por otro en sentidos que es difícil comprender hasta que lo vivimos, y la vida se da de diversas formas y en muchos tiempos.  No vivan en afán ni prisa, no hay que llegar a ningún lado, hay que viajar y disfrutar nuestro viaje, así como elegir muy bien nuestros compañeros de viaje, podemos cambiar nuestra silla y cambiar de ruta, buscar pistas y mapas…al final el viaje terminará, pero no apresuremos nuestro fin. La vida es increíblemente lo más maravilloso que tendremos dada la improbabilidad de que estemos vivos y respiremos, no la despreciemos por alguien o por algo, todo pasa, nada permanece como nos enseña en Buda Shakyamuni.

Vivan y valoren el presente, que el futuro no los angustie mucho, ni el pasado los atormente, ninguno de los dos existen más allá de nuestra mente aunque podamos recordar y planear. Ustedes son mi presente, mi compañera de viaje, mi amante y la mejor mujer que nunca soñé y mis hijas e hijo, en quienes he descubierto el amor pese a las vicisitudes de la vida. Las amo, y siempre las amaré.  Recuerden que vivir es asombroso, mi vida fue asombrosa y maravillosamente excitante, nunca fácil, pero jamás tan difícil como para no seguir en este viaje.   




2/5/20

El pelito Sanador y la educación en Colombia





“Es fácil encontrar relatos falsos que hacen caer al crédulo en la trampa. Mucho más difícil es encontrar tratamientos escépticos. El escepticismo no vende.Es cien, mil veces más probable que una persona brillante y curiosa confíe enteramente en la cultura popular para informarse [que en la ciencia]” Carl Sagan (1995, p.22) [i].
¡No me vaya a decir que no se ha enterado del poder curativo del “pelito sanador” [ii]! o que no sabe que el coronavirus se elimina “con aguapanela caliente, bicarbonato y limón”, como afirma Don Moisés, un paciente ibaguereño que se curó de COVID-19 [iii], y mucho menos, que desconoce la “gran conspiración” de Elon Musk y Bill Gates para controlarnos mediante una vacuna nanotecnológica que junto con la instalación de la red 5G afecta la salud del mundo debilitando el sistema inmune, mientras nos venden la idea en los medios de comunicación de que es algo llamado “COVID-19”, tal como afirma David Icke [iv].
Si usted hasta ahora se entera de estas cosas, o las descarta con facilidad por considerarlas poco fiables, lo felicito. De algún modo, usted ha logrado desarrollar un sentido escéptico y crítico frente a la información que llega a sus manos, y de seguro no caerá en la tentación de reenviar cuanto mensaje llegue a su móvil, o creer cuantas cosas pasen por su televisor o le cuente algún conocido. Usted hace parte del selecto grupo de ciudadanos educados que cuentan por lo menos con criterios científicos,  tecnológicos y éticos que le permiten navegar con “seguridad” en el mar de des- información que a otros ahoga a cada instante.
Con lamentable sorpresa descubrimos que son miles los que caen y difunden noticias falsas permanentemente entre teorías conspirativas, pseudociencia, profecías, magia o fenómenos “milagrosos” que prometen ser cura del COVID-19, o que no hay tal cosa como el virus y lo que esto demuestra es que está en jaque nuestra educación.
Nunca antes fue tan evidente la credulidad, la ingenuidad y la falta de criterios de la población en general como ahora, tal como lo afirma Habermas: “Nunca habíamos sabido tanto de nuestra ignorancia” [v]. Pero hemos de dejar claro que esto va más allá de no saber qué es un virus, o de no comprender que lograr una vacuna demora meses, sino que cuando la ignorancia se junta con el poder la vida de las personas de países enteros está en juego.
Por eso mientras médicos y científicos combaten una guerra contra este virus que cobra las vidas de las personas más vulnerables y de los países menos preparados, asistimos con sorpresa a hechos lamentables y contradictorios, como que países como EE. UU., Inglaterra, Italia o España con un aparente “alto nivel de desarrollo” estén aportando algunas de las mayores cifras en víctimas por COVID-19.
Aunque esta contradicción se resuelve cuando entendemos que el problema no está en la capacidad económica o médica para hacer frente a la crisis sino en la ineptitud de muchos gobernantes y “expertos de bolsillo” que minimizaron los riesgos, hicieron prevalecer ideas de conspiración o cálculos políticos,  electorales y utilitaristas por encima de las consideraciones científicas y éticas que debieron priorizarse para salvar las miles de vidas que ya se han perdido. Si bien es cierto que nadie estaba preparado para una pandemia, también lo es que la ciencia ya había establecido parámetros ante situaciones como esta. ¿Acaso la demora fue entender la ciencia que nunca habían entendido o dudar de todo sin fundamento, como muchos acostumbran?
En Colombia la situación no es más alentadora dado que se evidencian cálculos similares traducidos en los tardíos cierres de fronteras y de aeropuertos, o la evidente descoordinación entre el mandatario nacional y los mandatarios locales cada cual atendiendo a sus “expertos”, lo que duró hasta que la pandemia nos llegó en serio con cifras crecientes y todos por “arte de magia” se dieron cuenta que ya iban tarde para lo que se debía hacer.
Así mismo vamos con las ayudas humanitarias dadas por el gobierno, las que se anuncian populistamente por televisión pero cuando la gente sale a la calle no son reales aun; y ni hablar del monto de las mismas que no alcanza a dar la talla de la avaricia de muchos comerciantes que encarecen precios ante la pandemia o de gobernantes que hacen contratos evidentemente corruptos favoreciendo sobrecostos en mercados para los más vulnerables.
Y ni qué decir de los supuestos “fallos” de la página web, según el gobierno, donde se debe verificar si usted es beneficiario al Ingreso Solidario, que tiene más de 20.000 cédulas inválidas [vi] a las que se les asignó una ayuda económica. ¿O es corrupción o es una negligencia inaceptable?
Así mismo, hace apenas unos días Colombia solo tenía una única máquina para para acelerar las pruebas del COVID-19 [vii], pero ante el ofrecimiento de 2 máquinas por parte del gobierno de Venezuela [viii] convenientemente el gobierno  guardó silencio y luego afirmó que no eran compatibles con las pruebas que se hacían en Colombia [ix].
Así que, ante la precaria dotación médica y tecnológica con la que cuenta el país y la incapacidad de varios encargados de escribir legiblemente la rotulación [x] de las muestras de posibles contagiados de COVID-19 para poder ser analizadas, es claro que la discriminación a la que se han visto expuestos los trabajadores de la salud no solo evidencia nuestra ignorancia sino un sentido de lo humano y la solidaridad que debe ser cuestionado, así como debemos preguntarnos por la salud mental de muchos que mediante redes sociales expresan su crisis al vivir un encierro con quienes hasta hace poco eran su familia y la violencia intrafamiliar que en muchos hogares estalla.
Es más que evidente que nuestra educación está en crisis, y no lo digo por la falta de recursos, equipamiento y formación que parece ser una constante inaceptable en el país, sino por el currículo que ha sido quebrado por la realidad de esta cuarentena. No podemos seguir enseñando lo mismo, ni de la misma manera.
El enfoque que debemos implementar es “educar para la vida”, lo que significa inicialmente formar en valores y habilidades sociales básicas como saludar y poder iniciar una conversación con quienes compartimos un techo, desarrollar empatía y tolerancia para poder respetar la diferencia y desplegar la solidaridad en la sociedad. Con ello podremos eliminar la discriminación que se esconde tras el miedo y la ignorancia, por lo que debemos aprender de ciencia, una real y aterrizada, una significativa que establezca un espíritu escéptico en las nuevas generaciones y evitemos que en tiempos de crisis compartamos errores o falsedades por redes sociales sin filtro alguno.
Un adecuado espíritu científico y crítico permitirá a su vez a las personas forjar la habilidad de tomar decisiones y resolver problemas sociales y personales donde la tecnología se ha de poner en juego todo su potencial para algo más que hacer memes. Pero en el mismo sentido, no se puede seguir desarrollando la innovación o la ciencia sin el debido cuestionamiento de la filosofía y/o de la historia, ya que no puede seguir siendo posible que desconozcamos antecedentes de esta pandemia como la “peste negra”, y que actuemos como siervos medievales que buscan culpables antes que comprender lo que pasa y sus causas. Debemos salir del rebaño.
La ignorancia no puede naturalizarse, como tampoco puede naturalizarse enseñar cosas inútiles y sin significatividad escudados en la promesa de un futuro en el que “tal vez” llegue a ser útil. Basta de futuros inexistentes que justifican currículos, clases y docentes anquilosados en perversas prácticas pedagógicas. Si no podemos mostrar en el valor hoy de lo que aprendemos y enseñamos, quizás estamos a destiempo o no tiene valor hoy. No obstante, debemos seguir aprendiendo a escribir y escribir bien (y no solo mediante un teclado) para evitar que procesos importantes se vean afectados por mala caligrafía o pésima ortografía como ya vimos con las pruebas de COVID, ya que es básico poder comunicarnos bien, así como lo es leer crítica y competentemente textos y contextos, libros y el mundo porque no hay nada obvio en el mundo.
Debemos fortalecer la autonomía así como la ética y evitar la necesidad de militarizar las ciudades para que las personas no salgan en medio de una cuarentena, pero también debemos formarnos para cuestionar que haya gente que deba elegir entre salir a exponerse a un contagio para llevar pan a la mesa y quedarse en casa a morir de hambre o poner un trapo rojo en la ventana esperando que alguien les brinde algo de comer.
Una vez elevemos nuestra educación a un nivel donde las ideas, la ciencia, el arte, la filosofía y la literatura sean adecuadamente valorado, la sociedad estará lista para elegir gobernantes capaces y aptos, y dejaremos de lado la falsa idea de que la política se hizo para robar o que la corrupción es propia del ser humano, dejaremos el “hambre de robar” lo público y nos dará vergüenza ser parte de quienes acaban con el país con la violencia, la inacción o la corrupción; así mismo tendremos una conciencia ambiental que permita tomar acción en el mundo y no solo lamentarnos por las especies extintas, y comprenderemos que aunque nos gustaría encontrar la cura para el COVID-19, no la encontraremos en un “pelito sanador en medio de una biblia” y sí, tal vez, en el desarrollo de nuestra educación y nuestro sentido crítico y científico.
Referencias
[i] Sagan, Carl. (1995), El mundo y sus demonios, Barcelona, España. Editorial Planeta.

7/4/20

RETO 4 DE LA PANDEMIA: TRES (3) PREGUNTAS PARA CAMBIAR NUESTRA VIDA





Por: Luis Oswaldo Bernal Correa

Si logramos cambiar nuestra vida, podremos cambiar nuestra comunidad, quizás a la sociedad y tal vez a la humanidad. Por eso te presento 3 preguntas sobre la vida, tu vida:

Pregunta 1: ¿En serio te importa tu vida?

Asumamos este ejercicio de manera personal porque cuando nos hacemos preguntas directas y personales, tendemos a intentar dar una respuesta. La pregunta es si te importa tu vida, si la respuesta es NO. Entonces, gracias por llegar hasta aquí, pero si te importa en buen grado, entonces es hora de reconocer que no podemos continuar con un estilo de vida “esquizofrénico bipolar”.

No podemos seguir apoyando el cuidado del planeta mediante “likes” en redes sociales y seguir sin hacer nada. No podemos seguir intentando criticar al mundo en nuestras conversaciones y comprando artículos de un único uso elaborados de materiales contaminantes; no podemos un día decir “pero es solo por hoy” y al otro día juzgar al vecino porque “no recicla”. No es posible seguir con la mente dividida y variable como el clima, al igual que no podemos actuar erráticamente haciendo lo mismo que criticamos. 

Si te importa tu vida, entonces hemos de tomarnos en serio el “respiro” que el planeta tierra está dándose al no tener a tantos humanos contaminándolo.

Imagen 1. Animales transitan y vuelven a lugares gracias a la ausencia de humanos.

Lo queramos o no reconocer, nuestro impacto sobre el planeta es altamente dañino. Y aparece un dilema con esto: ¿Qué hacemos entonces, nos quedamos en cuarentena permanente? La respuesta obvia parece ser NO, pero lo interesante es que podemos encontrar alternativas para minimizar nuestra fatal presencia.

Podemos usar menos el automóvil, podemos disminuir nuestra necesidad de salir de casa y ahora podemos tele trabajar, podemos incrementar seriamente la educación virtual, podemos cambiar nuestros hábitos de consumo, podemos reciclar y reutilizar, disminuir nuestro consumo cómodo y exagerado de bienes y servicios (baños largos y consumo innecesario de agua caliente), cambio a energías limpias, consumo de alimentos sanos y orgánicos, entre otras. Aquí dejo uno de los muchos listados extensos que podemos encontrar en la red que nos ayudan con ideas para cuidar el planeta y reducir nuestra nefasta huella. (Ver listado) 

Al final la ecuación es fácil:

Si te importa tú vida, cuidarás en serio la vida del planeta. Dado que somos la especie contaminante por excelencia, debemos dejar de contaminar de inmediato. No somos dueños del planeta, somos una especie más en él. Si no cambiamos nuestro estilo de vida consumista, moriremos como especie.


Pregunta 2: ¿En serio vas a vivir así?


Si respondiste SÍ a la pregunta 1, la pregunta 2 te llevará un paso más allá. Es curioso cómo – por lo menos en Colombia- la precariedad laboral se disfraza de independencia, de innovación y de emprendimiento arrojando a las personas a condiciones laborales “flexiblemente-inhumanas”.

Por ejemplo, trabajarás mediante un contrato civil de trabajo llamado Orden de Prestación de Servicios, es decir, te contratarán como un trabajador independiente al cual se le asigna una actividad, producto o trabajo que desarrollará con todos los talentos disponibles sin establecer ninguna relación laboral.

Pero ¡Sorpresa! – te dirá el jefe- “En la empresa entramos a las 7 am; le vamos a asignar un puesto de trabajo, su jefe será “X persona” y le reportará a él únicamente y su jornada laboral termina a las 5 pm, aunque si quiere se puede quedar más tiempo; eso sí, debe llegar siempre a las 7 o sino le descontamos al final de su pago”.

Ya sé que es demasiado específico el ejemplo, y que suena como si me hubiera pasado (¡Sorpresa! Es mi caso y el de miles de colombianos) Basta de decirnos mentiras, la situación laboral es un asco, y los independientes tenemos dos opciones o trabajamos así, o no trabajamos. O tenemos algo de dinero al final del mes después de jornadas y condiciones muchas veces nefastas de trabajo, o nos quejamos de no tener trabajo.

Al final la precarización es tan alta que no elegimos ser “independientes”, nos tocó ser “independientes” con horarios sin fin, con fines de semana inexistentes o con jefes omnipresentes que te amenazan o premian de una u otra forma para seguir trabajando de esta forma, solo para ahorrarse lo que implica una relación laboral estable y digna.

En este punto, la pregunta no es por qué nos vemos obligados a trabajar así; pues en eso consiste la precariedad (que incluso muchos alaban con ideas de auto-superación, falso emprendimiento y pseudo-innovación que los convierten en un esclavo que lame sus cadenas); sino qué estamos haciendo para cambiar y/o mejorar estas condiciones laborales al nivel que importa, es decir, a nivel de sociedad en general.

¿Estamos haciendo algo para mejorar las condiciones de vida hacia unas más dignas, o preferimos autosatisfacernos en nuestro propio ego diciendo “el que no trabaja es porque no quiere”, interiorizando la precariedad nacional en la identidad personal?

En síntesis: ¿De qué nos sirve amar al planeta y nuestra vida (pregunta 1), si eliges NO cambiar las condiciones que hacen más pobres tus días?

Al final la conexión que debemos establecer parece no ser tan obvia, pero en tiempos de crisis y coronavirus, las voces se han hecho escuchar y presento 2 ejemplos que conozco bien:

Independientes: Las personas más pobres, los verdaderos independientes – que dependen de sí mismos y su salud para sobrevivir día tras día, como el vendedor ambulante – piden a gritos ayuda del Estado porque la cuarentena y el virus los deja en la encrucijada de morir por hambre  o por contagio.


   Independientes con discurso: Los pobres que se creen no tan pobres. Estos son “independientes con discurso”, son los que salen con trajes, zapatos y un “outfit” para adecuarse al estrato social donde está la oficina o el cargo en el que está, y que compran un chicle en la “chaza o puesto” de la esquina donde una señora entrada en años se la venderá y le dirá “quiere algo más doctor”, e iluso, él responderá “así está bien, gracias”.

Estos dos casos, penden de un hilo hoy en día. Tras apenas unos días de ver las protestas de los más necesitados, empezaron a aparecer otras protestas virtuales y otros casos especiales (Lea aquí), de personas que viven en estratos 3 y 4, que solicitan ayuda del Estado para afrontar la crisis, ya que han perdido sus contratos de independientes, y entraron en crisis pues las deudas los están asfixiando.

En últimas, estas voces son 2 en medio de muchas, y el tema es el mismo, hoy el Estado es quien provee, poco o mucho, y la inestabilidad laboral con la que muchos se habían conformado ha dejado a muchísimos sin con qué comer.

¿Seguiremos aplaudiendo una pobreza disfrazada? ¿Seguiremos eligiendo un Estado inepto y clasista que perpetúa la pobreza como el telón de fondo de un país?

¿Nos seguiremos conformando con que la educación pública sea la “mala” y la “privada” buena – como un mantra que se repite, aunque no sea cierto-? ¿Seguiremos quejándonos de llegar tarde al trabajo porque algún gremio social (campesinos, víctimas de la violencia, transportadores, educadores, etc.) está atravesado en la avenida y no deja pasar el bus en el que voy? ¿Seguiremos admirándonos lo “hermoso” de nuestro ombligo sin pensar en los demás?


Entonces, la pregunta es ¿En serio vas a vivir así?  Porque si tu respuesta es NO, entonces, debemos cambiar la manera de elegir a nuestros gobernantes, debemos ser más críticos y comprometidos no solo con nuestra situación sino con la de los demás. Esta pandemia nos ha mostrado las múltiples relaciones de interdependencia que hay entre los campesinos y los habitantes de muchas casas lujosas en las ciudades, los unos siembran y proveen, lo que otros compran y consumen, por lo que debería garantizarse al campesinado óptimas condiciones de vida y protección para que ejerzan su labor que además de ser necesaria es una de las más dignas de la humanidad.

Esta pandemia nos ha mostrado 2 cosas sobre el Estado: 1) que necesitamos un estado fuerte, estable y organizado; 2) Necesitamos representantes y gobernantes éticos, trasparentes, hábiles, eficaces y que velen por la sociedad sin preferencias de clase, sino desde una comprensión humana integral. Es hora de hacer que el modelo económico, social y político de nuestra realidad cambie para tener una mejor sociedad y que nadie muera en una sala de espera de urgencias o fuera de un hospital, y a su vez para que no nos acostumbremos  a las inequidades.

Pregunta 3: ¿En serio te importa eso?



Ya te diste cuenta que la pandemia pone todo en perspectiva y que lo que parecía importante ya no lo es. Ya no es importante llegar antes a la oficina para adelantar trabajo o sacrificar fines de semana con tu familia por un informe, hoy lo importante es saber convivir con aquellos a quienes llamas familia.

Hoy no es importante el carro lujoso que estás pagando y que sigue parqueado en el estacionamiento, quizás es más importante convertir esas cuotas en dinero ahorrado para una necesidad como alimentarse, quizás no sea tan importante mostrarles a todos tus seguidores en Instagram una foto de tu plato de comida en un restaurante, tal vez sea más importante saber cocinar y disfrutar de aquello que estas comiendo sin necesidad de parar para la fotografía, ya que en estos tiempos los “likes” no llenan tu estómago.

-La pregunta es sencilla: ¿En serio te importa eso?
-Pero ¿Qué es eso?

-“Eso” es todo aquello que has puesto como el norte de tu vida, que ni siquiera te has preguntado si lo quieres, lo necesitas o si tan solo vale la pena.
Parece mentira que pasamos la vida en modo automático sin percibir la existencia, solo estamos alcanzando objetivos, planes, proyectos etc., que al final, no te permiten construir una vida significativa.

Ejemplo: “Deseo tener el último celular que salió a la venta”. Esta novedad durará a lo sumo 3 meses, ya que la obsolescencia programada te pondrá otra vez en la rueda del hámster a producir a toda costa (seguro como independiente) para conseguir el siguiente nuevo modelo que saldrá apenas en unos días. Y quizás incluso cambies tu teléfono aun en plenas funciones y sin ningún daño. 

Pero habrás trabajado para tener un celular que al final del día te cansarás de mirar buscando entretenimiento (lo cual es plenamente válido) o quejándote de lo injusto del mundo, sin embargo, como decía al inicio el mundo no cambia con “likes” ¿Qué tal si dejas tu celular no tan nuevo y ahorras dinero para una acción real que cambie el mundo?

Ejemplo: “Tienes 40 años y no tienes automóvil”. Y la presión social sí que es difícil de lidiar, porque no solo alguien te propone un objetivo que a fuerza de repetición terminas aceptando en muchos casos, sino que te especifican lo que debes tener, marca, modelo, año, etc.

Lo mismo aplica para tu estilo de vida, con quien estas o no, cuando tendrás hijos o no, cuando comprarás mascotas, cuando viajarás y adonde… y siendo crítico, este post cabría dentro de las voces que te “dicen cosas”, con la diferencia que aquí solo formulo 3 preguntas.

En serio vamos a seguir un estilo de vida apresurado, estresado, “orientado al logro” (como mucho te venden la idea de trabajar sin descanso), en ciudades caóticas, respirando contaminación todo el día, mal alimentándonos con comida chatarra que además es costosa, un estilo de vida que estimula tus músculos (porque verte como te dicen es "cool"), menos el cerebro que necesitas para pensar si lo que haces va en la ruta de lo que quieres como vida.



Ya te preguntaste el precio en vidas de lo que consumes, -ya no si lo necesitas-, sino si estás dispuesto conscientemente a vivir con ello. Por ejemplo la minería en Colombia, puede ser legal o no, y en cualquier caso sus minerales siempre encuentran comprador y eso hace que se mantengan las condiciones de vida duras y empobrecedoras de los mineros ilegales y/o artesanales (ver nota), reproduciendo la pobreza generación tras generación en zonas como en Antioquia y en chocó.

“En Antioquia la mayoría de zonas mineras presentan un alto índice de necesidades básicas insatisfechas, graves problemas ambientales y poblaciones desestructuradas que han padecido violencia endémica”. (01 de agosto de 2011 — Agencia de Noticias UN).

Lo propio ocurre en la explotación del coltan, la cual está señalada de explotación infantil, tal como afirma una investigación del diario El Mundo: “Muchas de las baterías de nuestros móviles y tabletas nacen de las minas del Congo, del abuso laboral y de la explotación de cada vez más menores en esa zona” (Ver nota completa).

Los casos son permanentes, maquilas, explotación femenina, explotación infantil, jornadas de trabajo y condiciones inhumanas son los motores de muchas de las cosas que consumimos y que confortablemente ignoramos.

Al final, la pregunta busca que indagues por lo que seguramente ya vas encontrando en medio de la pandemia, y es saber lo que realmente importa.

Esta es pues una invitación a cuestionarnos profundamente sobre estos y otros aspectos que seguramente ya irás descubriendo. Si cambias tú, cambia el mundo. Cambiemos.



(Nota: Este reto tiene sentido si has considerado los anteriores retos, si no lo has hecho te invito a leerlos: son cortos y espero estimulantes: reto 1, reto 2, reto 3)

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